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Futbolearte: El fútbol y la cultura no son incompatibles.

Hace poco estuve en el Camp Nou con mi pareja y mi suegro. Antes de empezar el partido, mi suegro dijo una frase que muchas veces en mi vida me ha hecho reflexionar: “estamos aquí no sé cuantas personas viendo a 22 tipos detrás de un balón”. Y sí, era cierto. Y es que todo, absolutamente, todo, si lo reducimos al ridículo es así. Sé que lo dijo des de la reflexión, pero no deja de ser cierto. El baloncesto, si lo miras des de esa misma perspectiva, son 10 tipos altos, muy altos, intentando meter un balón dentro de una canasta. O pintar, por ejemplo, no deja de ser una actividad que consiste en hacer garabatos sobre un lienzo en blanco, pared o superficie. O escribir es la acción de juntar palabras con el fin de relatar algo coherente. Y así muchas acciones que son cotidianas y se acaban convirtiendo en arte.

Sí, arte. Porque, para un servidor, es posible apreciar arte en un cuadro de Edmund Cross, Van Gogh o Manet y, a su vez, en un gol de Messi, yéndonse, previamente, de tres contrarios corriendo en paralelo a la portería rival y cruzándola al palo más alejado del portero. Porque un servidor puede apreciar el arte en el David de Michelangelo y, a su vez, en un control imposible de Dennis Bergkamp o un gol de chilena de Ronaldinho.¿Por qué? Porque, para quien está escribiendo estas palabras, el arte no deja de ser la expresión de la belleza plasmada en un lienzo, pared, novela, canción, película...y, por qué no, jugada futbolística.


No hay nada más difícil que convertir lo cotidiano en extraordinario.



Ahora bien, muchos pensarán que lo que estoy diciendo es una aberración, que es una locura imaginar que el fútbol pueda ser considerado arte. Siempre ha habido una corriente intelectual que lo ha despreciado, y que ha considerado éste como “opio del pueblo” o deporte que “atonta a las masas”. Por desgracia, parece que sea cierto, ya que por “culpa” del fútbol han muerto personas: la tragedia de Hillsborough en la que fallecieron 96 personas aplastadas contra las vallas del estadio a causa de una avalancha durante un partido entre el Liverpool y el Nottingham Forest. La muerte de Aitor Zabaleta, hincha de la Real Sociedad apuñalado por un desalmado, por decir algo, del Atlético de Madrid, son claros ejemplos de ello.

Además, por “culpa” del fútbol podemos ver las imágenes lamentables de padres gritando, insultando e incluso pegando a un árbitro o árbitra por un error. Por no hablar de lo lamentable que es ver a padres o madres insultando a niños o niñas de un equipo rival.

Pero, lanzo una reflexión, ¿estos ejemplos son realmente culpa del fútbol? ¿Debemos echar la culpa a un balón de fútbol de lo que una persona pueda pensar, hacer o decir?

En mi opinión, no. El balón no es el culpable del control de las emociones de cada persona, de la educación de éstas o de la inoperancia del entorno para controlar todas estas situaciones y evitarlas.

Por ello, me niego a creer que el fútbol sea el “opio del pueblo”. Gracias a la revista Panenka he podido conocer que el fútbol ha sido un deporte que muchos artistas del S.XX y del actual han visto en él la belleza, y han acabado haciendo referencia a éste en sus obras. Incluso, lo han practicado. Por ejemplo, en el último número de Panenka descubrí que Albert Camus, escritor y filósofo francés fue portero. Otros artistas como Warhol, por ejemplo, dedicó una obra a Pelé. L.S Lowry, pintor inglés, tiene varias obras en las que el fútbol es protagonista. David Trueba, escritor del cual soy tremendamente fan, escribió la novela “Saber Perder” tomando el fútbol como hilo conductor de la misma. “Fiebre en las gradas” (Fever Pitch) de Nick Hornby es una de las novelas pop más destacadas y habla de él en primera persona de como vive y se desvive por ser fan del Arsenal. Y estos son solo unos ejemplos. Me vienen a la cabeza Oasis y su afición por el Manchester City, una canción de Serrat dedicada a su gran ídolo futbolístico, Kubala.


Going To The Match (1928) – LS Lowry

Entonces, por qué la estigmatización? En mi opinión, porque nos negamos a aceptar nuestras culpas y carencias como seres humanos, utilizando el fútbol como excusa para sacar y desahogar nuestras frustraciones. El fútbol no tiene la culpa de que no seamos capaces de resolver nuestros problemas en casa o en el trabajo. El fútbol no tiene la culpa de que no sepamos canalizar nuestros sentimientos y pasiones. El fútbol no tiene la culpa de no saber gestionar nuestros traumas o frustraciones. El fútbol no tiene la culpa de la mercantilización del propio.

En definitiva, el fútbol no deja de ser un juego y depende de cada uno el rol que quiera asumir dentro del mismo.

Para acabar con la idea de que el fútbol “atonta a las masas” y que si la “selección gana no pasa nada”, los clubs deben realizar un trabajo enorme de pedagogía. Por ello, propongo que los clubs tengan una misión: El Futbolearte.

Con este término, ¿inventado?, lo que propongo es que los clubs trabajen en fomentar la convención entre cultura, arte y fútbol en su programa educativo. Propongo que los clubs vayan más allá y que no solo sean lugares en los que los niños y niñas solamente van a jugar a fútbol. Propongo que se conviertan en la continuación de la escuela, en lugares dónde no solo se impartan entrenamientos de fútbol, sino también se fomente la cultura y la curiosidad por aprender.

Tengo la teoría de que a través del fútbol es posible aprender el nombre de ciudades y países y, ya de paso, la historia de los mismo. Además, se podría aprender física y matemáticas, solamente falta ser innovador. Imaginad a un entrenador de fútbol y a un profesor de matemáticas trabajando juntos y dando una lección de matemáticas y física calculando ángulos, velocidades y demás, basándose, por ejemplo, en el análisis de un chute de Cristiano Ronaldo. A través del fútbol se puede incentivar la lectura, me vuelvo a remitir a Panenka, o los libros de la Editorial Libros del KO o Editorial Contra. Se puede ayudar a los niños y niñas a apreciar la música de artistas que son fans de un equipo de fútbol en concreto. Por ejemplo, Sir Elton John fue presidente del Watford. ¡Se pueden aprender o perfeccionar otros idiomas! Ya que el fútbol rompe fronteras dialécticas...¿y si lo aprovechamos?.




El concepto que propongo, Futbolearte, no deja de ser un intento de hacer ver a los clubs que tienen la posibilidad de trascender más allá de los resultados meramente futbolísticos. Podrían ser grandes templos de la cultura. Propongo innovar. Propongo invertir en tutores, pedagogos, profesores y trabajar conjuntamente con los entrenadores del club para hacer entrenamientos especiales dónde el fútbol sea la excusa para aprender. Propongo que los clubs fomenten las inquietudes culturales de los miembros del mismo y las potencien. Propongo que los clubs ayuden a los niños y niñas mediante la contratación de profesores de refuerzo que utilicen el fútbol como método pedagógico para que éstos mejoren sus calificaciones en el colegio o instituto. En definitiva, propongo más cultura en los clubs, más sensibilidad con todo aquello que no sea solamente lo futbolístico. ¡¡Más Arte urbano en los clubs!!

Dicen que si no puedes derrotar a tu enemigo, únete a él. Pues para acabar con los detractores, lo único que hay que hacer es atraerlos. De esta forma podremos hacer que un Messi, un Andrés Iniesta o un Zidane, no se queden solamente en grandes jugadores de fútbol y se puedan apreciar como lo que son: Grandes artistas de esta corriente artística pop llamada FÚTBOL.

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